Kharssius recibió la noticia de los exploradores con satisfacción.
Por fin puedo demostrar a Khronus que soy merecedor de las tropas que me dio y Khorne me dará poder -pensaba mientras cogía una copa y se bebía el liquido de su interior, una mezcla fermentada a base de vino y sangre que destilaban los draghars.
En ese momento entraba en su tienda el campeón de sus caballeros.
-Señor -dijo a la vez que apoyaba una rodilla en el suelo y bajaba la mirada.
-Habla -respondió Kharssius.
-Señor -trago saliva esperando la reacción de su jefe- Mhancius me ha dicho que os diga que no seria provecho atacar ahora el campamento imperial, que no sabes de cuantas tropas disponen y de que manera esta protegido el campamento.
-Maldito sea y que los vientos del norte se lo lleven -grito mientras tiraba la copa aun llena al exterior de la tienda.
-Quien es él para darme ordenes a mí, maldito sea, atacare el campamento diga lo que diga.
-Señor -el campeón en ese momento apoyo su mano en su espada por si tenia que defenderse- aunque ha sido Mhancius el que me lo ha dicho, ha sido cosa de Khronus. Se ha puesto en contacto con el campamento por medio del portal y al preguntar sobre como iba la campaña fue lo que nos ordeno que os dijera.
-Matare a Mhancius por haberme traicionado -gritaba mientras daba patadas al escaso mobiliario de la tienda.
-Señor, no ha sido Mhancius. Por lo que se, el portal también actúa como un gran ojo que todo lo ve para aquel al que sirve, en este caso a Khronus -dijo el campeón a la vez que miraba a Kharsius para tener controlado sus movimientos.
-Maldita brujería, como puede utilizar un siervo de Khorne tal artilugio -se preguntaba en voz alta viendo que le era imposible actuar contra el campamento por voluntad propia.
-Muy bien, reúne a los campeones y caudillos y diles que nos desplazaremos hacia el oeste rodeando el campamento imperial y sin perder el contacto con el nuestro - dijo.
Cogió la botella del liquido anterior y dándole varios tragos la arrojo al suelo.
-Ensillad mi caballo y que los caballeros me sigan - ordeno a un guerrero. Haber si nos topamos con alguna unidad de humanos y aplaco mi sed -pensó mientras se ponía su casco y agarraba su escudo.
Por fin puedo demostrar a Khronus que soy merecedor de las tropas que me dio y Khorne me dará poder -pensaba mientras cogía una copa y se bebía el liquido de su interior, una mezcla fermentada a base de vino y sangre que destilaban los draghars.
En ese momento entraba en su tienda el campeón de sus caballeros.
-Señor -dijo a la vez que apoyaba una rodilla en el suelo y bajaba la mirada.
-Habla -respondió Kharssius.
-Señor -trago saliva esperando la reacción de su jefe- Mhancius me ha dicho que os diga que no seria provecho atacar ahora el campamento imperial, que no sabes de cuantas tropas disponen y de que manera esta protegido el campamento.
-Maldito sea y que los vientos del norte se lo lleven -grito mientras tiraba la copa aun llena al exterior de la tienda.
-Quien es él para darme ordenes a mí, maldito sea, atacare el campamento diga lo que diga.
-Señor -el campeón en ese momento apoyo su mano en su espada por si tenia que defenderse- aunque ha sido Mhancius el que me lo ha dicho, ha sido cosa de Khronus. Se ha puesto en contacto con el campamento por medio del portal y al preguntar sobre como iba la campaña fue lo que nos ordeno que os dijera.
-Matare a Mhancius por haberme traicionado -gritaba mientras daba patadas al escaso mobiliario de la tienda.
-Señor, no ha sido Mhancius. Por lo que se, el portal también actúa como un gran ojo que todo lo ve para aquel al que sirve, en este caso a Khronus -dijo el campeón a la vez que miraba a Kharsius para tener controlado sus movimientos.
-Maldita brujería, como puede utilizar un siervo de Khorne tal artilugio -se preguntaba en voz alta viendo que le era imposible actuar contra el campamento por voluntad propia.
-Muy bien, reúne a los campeones y caudillos y diles que nos desplazaremos hacia el oeste rodeando el campamento imperial y sin perder el contacto con el nuestro - dijo.
Cogió la botella del liquido anterior y dándole varios tragos la arrojo al suelo.
-Ensillad mi caballo y que los caballeros me sigan - ordeno a un guerrero. Haber si nos topamos con alguna unidad de humanos y aplaco mi sed -pensó mientras se ponía su casco y agarraba su escudo.
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